Poder femenino. Desde principios de 2018, Nazran, de cinco años de edad, asiste a clases de preescolar en el Centro Educativo de la llanura de Bekaa, cerca de la capital, Beirut. Con la ayuda de la Fundación de Ayuda a la Infancia Regine Sixt SÉCANDO PEQUEÑAS LÁGRIMAS y ora Kinderhilfe international e.V., se ha podido abrir una zona preescolar y una escuela primaria para niños refugiados de Siria en el Líbano. Esto aumenta las posibilidades de educación, especialmente para las niñas.
"Las niñas sirias necesitan la educación y el aprecio que experimentan aquí para tener una oportunidad real en la vida", explica Myrna, profesora del Centro Educativo. Las niñas a menudo reciben poco reconocimiento en sus familias, especialmente cuando todavía tienen hermanos. En muchas familias musulmanas sirias, sigue siendo más probable que los niños varones vayan a la escuela. Para las niñas se pretende la existencia como esposa y madre. Están casadas a la edad de 14 años, tienen que ser atendidas por sus maridos y por lo general nunca ven una escuela desde el interior. Es difícil sobreestimar la ampliación de los horizontes y el fortalecimiento de las habilidades sociales que los niños experimentan a través de la asistencia a la escuela. Por primera vez en sus cortas vidas experimentan que hay más que guerra y sufrimiento.